miércoles, 15 de agosto de 2012

LA COGNICIÓN EN LOS GRIEGOS

La Tarea del Pensar

Por : Bruno Maduro Rodríguez

* El siguiente texto, corresponde a la lección número uno de la primera parte del libro "Filosofía De La Cognición", publicado en el año 2010, por Bruno Maduro Rodríguez.

Empecemos con una afirmación contundente: fueron los griegos de la antigüedad los que inauguraron en el mundo occidental la tarea del pensar. Más allá de Homero, de los micénicos o minoicos, no se encuentran datos creíbles, por lo menos con fiabilidad histórica, que nos detallen con profusa y convincente muestra los estados culturales del pensar. Podemos afirmar entonces que del mundo occidental Homero es el Adán del pensamiento como tal, no porque se haya convertido en el estandarte del mundo griego sino porque su imperio del habla retoca los prismas del ideal de un autor clásico: filósofo, historiador, narrador épico, jurista, hoy diríamos psicólogo o también sociólogo, esteticista lírico y, sobre todo, poeta; de los mejores, el mejor: con ello el prototipo[1] de poeta, ciego y errabundo, sabio y sin ánimo de poder o dominio que va por los caminos de los pueblos desbaratando el sentido común de los hombres e instaurando una nueva concepción ante la vida del transcurrir humano iniciando así la ardiente tarea del pensar[2]. Homero, como griego, es el fundador y, como tal, legislador de cómo se lleva a cabo esta obra del entendimiento en la mente. Si a los hebreos le debemos el conocimiento de Dios y la Salvación humana a través de Cristo, a los griegos le debemos el arte de narrar, de conquistar la atención humana con la historia de los hombres y sus dioses, el de averiguar lo sucedido sin importar que en esa indagación caiga lo irreal, la fantasía como parte del hecho firme y fehaciente del arte de decir las cosas (la verdad homérica no es total pero así como se presenta es el inicio y, como inicio, es nuestra base).

A los griegos le debemos el arte de preguntarle a las cosas, que no tienen cómo responder de por sí, la facilidad para interponerse en el abrasador y la oprimente opinión común; le debemos también el arte de plantear la reflexión como el lenguaje básico para enfrentar el mundo que está ahí delante, frente a mí. Y van más allá nuestras deudas mencionadas como mínimas en la arquitectura de la inteligencia. A los griegos le debemos la indagación metódica de la realidad y, como tal, la ciencia occidental, la deducción como arte de la lógica, la inducción como hábito del pensador, la axiomática, los modelos matemáticos, la observación detallada y científica, el arte de la política como asunto de los hombres y no de los dioses, la intuición y el concepto de universo y de universalidad, la idea de ley en la naturaleza y en el pensamiento, el cuestionamiento de los hechos como se nos presentan, la idea de que la teoría no es una dificultad sino el mejor de los placeres que puede usufructuar el hedonismo individual. A los griegos le debemos el espíritu occidental y mucho más.

Le faltaron a los griegos dos cosas por las cuales el mundo moderno hubiera sido innecesario: el experimento y la ciencia como esa empresa que busca unos resultados esperados. Estos dos conceptos son los verdaderos aportes de la sociedad europea del Renacimiento y la Ilustración al mundo del pensar. Lo demás es griego.

La idea de tener un objetivo definido, una meta con sistemas de organización[3], el arte de trabajar postergando y acrecentando el grado de dificultad, o quizá dejar a un lado lo urgente que domina la vida. Pero dedicarse a la optimización del pensamiento, eso es griego. También la regularidad de pensamiento y acción, la comulgación de acto y palabra, de funcionamiento inteligible para evitar daño, la educación del hábito hacia lo general para con ello conseguir el sostenimiento en un mundo que se le presenta al hombre como hostil y contradictor. En Grecia se inaugura ese arte que es el hombre que intelige, que nunca podría estar tranquilo con el cúmulo de sensaciones y la acumulación de datos sensoriales. Para el griego clásico, conocer implica realizar una labor tortuosa, llena de obstáculos de donde lo que se busca no se muestra fácil; el camino natural de las cosas aparentemente dúctil, en el pensar griego se torna en lo inaccesible y sin más herramientas para penetrarlo que el mismo entendimiento.

La búsqueda y lo buscado se juntan en el acto del pensar griego[4]. El saber no es algo que viene dado, sino algo que hay que diseñar y, en este diseño, el camino es un adentrarse sin reservas, un arriesgarse, donde el emprender la búsqueda en forma de aventura es el primer compromiso del pensador, la tarea primaria que lleva en últimas a preguntar por los principios a fin de ser conducido a los objetos más conocible, abriéndose paso a través de, dando codazos para pasar entre las tesis presentes que no son confiables y buscar sólidas respuestas que generen en si mismas otras preguntas que abran paso al espíritu, este es el abre boca del intelegir occidental: una verdadera investigación como se concibe en el pensar griego, es un reto hacia lo oscuro donde el averiguar va a ciegas llevando como herramientas de trabajo el arte de preguntar, la voluntad de aprender y, sobre todo, la intención de conocer la verdad[5].






[1] Reyes, Alfonso. La crítica en la edad ateniense. Obras completas, Tomo XIII. FCE, México D.C. 1963, pág. 187 y ss. Ver también Mitología Griega.

[2] Jaeger, Werner. La teología de los primeros filósofos griegos. FCE, México, 1951.

[3] Nestlé, Wilhem. Historia del espíritu griego. Ariel Filosofía. Pág. 17 a 19. Barcelona, 1987.

[4] Mondolfo, Rodolfo. Naturaleza y cultura en los orígenes de la filosofía. Buenos Aires, 1964.

[5] Aristóteles, Metafísica, libro VII. Ed. Gredos, edición multilingüe de Valentín García Yebra. 2ª edición revisada, Madrid, 1987. Pág. 322 en adelante.



1 comentario:

  1. Hermano Te felicito!! Que bueno ver el fruto de tu trabajo!! Resumido en este Blog! Dios del cielo te llene de Bendiciones y te dedico este salmo!

    PD: Empieza a Venderlo por la nube

    Salmos 1:1-6
    1 Feliz es el hombre que no ha andado en el consejo de los inicuos,
    y en el camino de los pecadores no se ha parado,
    y en el asiento de los burladores no se ha sentado.
    2 Antes bien, su deleite está en la ley de Jehová,
    y día y noche lee en su ley en voz baja.
    3 Y ciertamente llegará a ser como un árbol plantado al lado de corrientes de agua,
    que da su propio fruto en su estación
    y cuyo follaje no se marchita,
    y todo lo que haga tendrá éxito.
    6 Porque Jehová va conociendo el camino de los justos,
    pero el mismísimo camino de los inicuos perecerá.

    ResponderEliminar